José Javier Villarreal
HALLAZGO
Atravesar un cuarto, abrir una puerta.
Estar frente al espejo y no reconocer cosa alguna.
Retirar la corbata, la camisa, el pantalón;
desnudar un cuerpo como quien medita una idea,
como quien se queda dormido,
como quien hace de cuenta
y bajo ese absurdo que brilla tan alto
descubrir una gema y no poder inclinarse.
POR LA MAÑANA
Ahora lo pensaba con la luz de la mañana,
con esa sábana que iba cubriendo los muebles de la casa,
la sal sobre la mesa y los heliotropos en el césped.
Se estaba quieto escuchando las frases,
los lagartos en el canto de la barda,
aquellas piedras que le escuchaban y mostraban cierto interés por sus congojas.
Ya antes lo había pensado
con esos ruidos y relámpagos cubriendo la desnudez del cuerpo,
la amoratada intemperie, el ruido seco y quebradizo de sus brazos.
Seguramente por la tarde también lo pensaría.
Sería de otra manera, con otros argumentos,
con las sombras que llegarían a rodear su cuerpo,
a poner sitio a sus cavilaciones.
Pero ahora lo pensaba con la luz de la mañana,
con ese remordimiento que escurría por sus labios.
2 comentarios:
Ahora entiendo porque se declaró desierto el premio aguascalientes: si esta es su idea de excelencia ¡en hora buena que no hubo libro premiado!
mucha pirotecnia y nada de sustancia!
Claudio Uriel Romo
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