Elsa Cross
un río,
tú conoces su nombre, las orillas
cargadas del día, como el nombre
Paul Celan
1
Las vetas del fuego
en la penumbra
duplican
y desdibujan
el mismo interrogante
en recuerdo de un alba no alcanzada
Esos sueños
deslizan
sus brillos satinados
sobre la piel
tactos lisos
como de superficies lejanas
la penumbra
abriendo
hacia la luz
su vía incierta.
2
Si se abriera,
si se abriera al menos
ese pasaje
o veta
o curso de agua;
si se abriera en su volumen
de río
o viento silbando
rompiendo al paso
los celajes de la memoria,
descomponiendo la luz
en prismas
superpuestos
el rayo único—
nada tal vez:
un prado límpido
una sombra tan fresca,
tan callada
vibrando en torno.
3
Se oculta el sueño.
Al descubierto
el yeso de los muros,
la descarnada lucidez
harta de sí,
el esqueleto que se vence
—barco encallado.
Y algo va
fantasmal
por pasillos inexistentes,
barandales hacia un abismo muy corto,
ornatos de feria
encogiéndose
bajo la desmesura
de los ojos.
* Fragmentos del libro Nadir, de próxima publicación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario