Gabriel Bernal Granados
(Fragmento)
Un poema engloba la realidad entera. No el mundo y todo lo que hay, lo que hubo y habrá en él, como en la esfera multiforme de Borges, sino los diferentes pedazos que para el ojo constituyen la realidad. El ojo y su imperfección de mirar. Los elementos, sin embargo, reposan en una suerte de ensamblaje caótico, perfecto. Y nosotros, perplejos, nos aproximamos. Tímidas aproximaciones a la realidad a través de la palabra, como en la larga meditación de Rilke sobre la rosa, “el irremplazable, / perfecto y dúctil vocablo, / que el contexto de las cosas encuadra”...
Abandon entouré d’abandon,
tendresse touchant aux tendresses...
C’est ton intérieur qui sans cesse
se caresse, dirait-on;
se caresse en soi même,
par son propre reflet éclairé.
( Abandono rodeado de abandono / y ternura tocando las ternuras... / Es tu interior que, sin tregua, / se acaricia, diríase; / se acaricia en sí mismo, / por su propio reflejo iluminado.
Rainer Maria Rilke, Les roses / Las rosas, versiones castellanas de Eduardo Lizalde, 1996.)
Espacio que se regodea y refleja en sí mismo, realidad autónoma, que se piensa y se agota, se habita y deshabita, documento nada fácil de asir. Como un pájaro: la rosa, universo delicado en cuyos pétalos se encuentra tatuado el secreto de todo lo demás.
El ojo y la rosa.
El espejo, el ojo y la rosa.Empero, en nada ayuda el lirismo si queremos referirnos a la realidad y a su engañoso misterio, a su trama / Traum / “hasta que todo el verano se vuelve una alcoba, / una alcoba en un sueño”. Como De Chirico y Delvaux, Rilke está poseído todavía por la estética del sueño. Su realidad, por más concreta, rotunda, absoluta que ésta sea, es inasible. Edifica. Paraíso delicado que el poeta de Praga construye con la yema de sus dedos femeninos. No cuestiona el poema en cuanto herramienta mecánica de aprehensión de la realidad. Lo corona. Deja que se escriba a sí mismo y por sí mismo signifique. Sabe que es un brazo. Un espejo. Retina que congela las imágenes sin describir. Enarbola y cuestiona más allá. El poema se vuelve metafísico no por virtud de los objetos que nombra sino por la realidad a la que aspira, habiendo sentido sin embargo la derrota amarga del decir en sí. Espacio retórico vacío que se colma por ese descuido de la Nada que nombramos Ser...
1 comentario:
primero, cautivo la atencion y luego hablo del tema en si.es la realidad de algunas personas en el mundo. angie portilla
Publicar un comentario